Relato erótico titulado:
"De primera"

Hola, me llamo Leandro pero hace poco me bautizaron como Lupe.
Tengo 21 años, mido 1,79 y peso 70 kg. Hace ya unos años, a escondidas, me pongo ropa íntima de mi madre como tangas, corpiños, medias largas y el tacón. Siempre que puedo lo hago, luego me masturbo viendo como me queda hasta quedar extasiado. Algunas muy pocas veces me he llegado a poner tangas de mis primas, me ponen durísimo sentir la tela de la misma. Una vez estaba en lo de mi tío con su novia pero me dejaron solo, entonces vi en su cama una tanga diminuta color violeta que no dudé en ponerme. La sensación fue fantástica, quería pajearme pero tuve miedo y me lo saqué.
La cuestión es que este secreto lo vengo manteniendo hace mucho y quería romper un poco la costumbre y decidí entrar a un chat de mi ciudad. Al principio muchas vueltas y demás, luego uno reservado me ofrece buscarme a donde le dijiese y de ahí me llevaba a una zona rural donde no nos verían. Acepté y le dije en una calle donde no me conocen, quedamos en media hora vernos allí. Yo me puse una tanga roja casi hilo que se me enterraba en la cola bastante grande que tengo, un corpiño rojo, medias red rojas (todo de mi madre) y lo cubrí con un pantalón jeans azúl largo y remera blanca. Fui todo nervioso por miedo a que me vea un conocido, pero por fortuna nadie conocido estaba. Llego al lugar pactado, ni dos minutos que el sujeto me toca bocina en un auto merida, me mira y le agacho la cabeza en afirmación, me abre la puerta de acompañante, subo, me saluda un poco serio con un hola y me lleva. Intercambiamos algunas palabras de si ya lo alguno de los dos había concretado antes por el chat y cosas así. Llegamos a una zona rural, el me lleva a una especie de entrada a un monte largo de árboles y despacito, en una bastante cerrada parte de árboles, logra entrar con el auto adentro (me encantó porque se sentía la privacidad). Al detener el coche me mira y me toca la pierna izquierda y me dice que sería más lindo si me sacase el pantalón, yo lo miré y ascentí, rápidamente me lo saqué quedando expuesto con la tanga y la media red roja. El hombre, me dice que me saque la remera, así lo hice y quedé también con el corpiño al aire.
--Mmm, estás como querés, toda una putita
Esas palabra me excitaron mucho y mi pene (no muy grande la verdad) se paró todo lo que pudo dentro de esa deliciosa tanga. Él se dio cuenta pero me dijo que tenía que hacerme borrar dos rasgos, el pelo corto no va en una mujer y en los asientos de atrás sacó una peluca rubia lo cual me hizo poner (eso me encantó).
--Ahora tú nombre es Lupe
Y ese era el otro rasgo que me debía eliminar, mi nombre de hombre y me encantó tanto que mi pene estaba durísimo contra la tanga.
Comienza a besarme y yo no sabía que hacerz nunca besé a un hombre y me quedé quieta dejando que haga lo que quiera, de pronto me empezó a gustar sus besos y empecé a jugar lengua con lengua mientras lo abrazaba por la espalda. Empezó a decirme que solo soy una mariquita y como tal, debía actuar como tal, como un objeto sexual. Todo eso me calentaba sobramanera, hasta que se bajó el pantalón y sacó su verga enorme, de unos 19 cm por 4. Yo de la calentura bajé rápido a chupársela, era salado pero rico, bien rico. La cabeza rosada era fascinante y le daba besos, luego lamía por los costado hasta que luego trataba de tragar todo aunque no podía, era muy largo.
--Te encanta, Lupe, putita
De ahí me presionaba hasta ahogarme con su verga, me hacía babear a ful. Tremenda sensación. Me tuvo así y así, tragando y tragando hasta que, de la nada, sin avisarme, se corrió dentro de mi boca y me presionó fuerte para que me trague algo de su delicioso semen. Luego, sacó una toalla y me limpió un poco la cara manchones de su líquido que cayó por el asiento. Me vio que yo estaba re dura (algo que no sabía que hacer porque quería aliviarme también) y me dice que no me preocupe, solo soy un objeto sexual, no era importante que yo acabe (eso me hizo excitar más) pero que haría algo al respecto. Me hizo salir afuera del coche, así, con la peluca, el corpiño, la tanga y la media red, me hizo dar la vuelta para que quede en su puerta de conductor, la abrió y me bajó un poco la tanga (solo la parte de mi pene) y empezó a masturbarme con su mano mientras yo debía tener mis manos atrás de la cintura. La verdad no estaba aguantando, ya me estaba viniéndo de inmediato, cuando ve que estaba por acabar me voltéa brúscamente y me sostiene las manos mientras comienzo a gemir por estar acabando sin poder tocar mi pene que quedó en el aire, me dolía, fue un orgasmo arruinado y me da luego una nalgada tan fuerte que me hizo gritar de dolor. Luego lo miro y me dice que me suba.
Me cambio y me lleva otra vez a la calle, me deja su número para repetirlo y yo obviamente que sí lo voy a llamar. Fue una experiencia maravillosa.