Relato erótico titulado:
"Mujer trans a los 50 años. Parte III"

Sergio me empezó a abrazar y besar el cuello, mientras yo lo abrazaba y le besaba la mejilla. Luego me agarró y acarició las nalgas, me volteo y me ponía saliva en el ano, y me lo acariciaba, le metía los dedos mientras me seguía besando el cuello. Luego me sentó en la cama y se bajo el pantalón, yo empecé a lamer, besar y mamar su verga, viendo como cada vez se ponía más grande, más dura y erecta. Como yo no tenía mucha práctica, trataba de hacerlo lo mejor posible y él me tomó de la cabeza y empujaba su miembro hacia mi boca,,y ya me llegaba hasta la garganta, y cuando yo lo masajeaba él empezó a exclamar así: “aaaahhhh aaaahhh”, diciendo, “que rico la mamas amor”. Luego me subí a la cama y me puso en posición de perra y me empezó a lamer y chupar el ano, también a morderme las nalgas y luego procedió a meterme su verga, primero lentamente, pero cada instante era más rápido, y yo al sentirla, no pude contener el silencio y empecé a gemir y gritar fuerte, así “aaaahhhh aaaahhhh aaaaiiiii ....”. Y así estuve gimiendo y gritando todo el tiempo. Luego me daba nalgaditas y no se porque yo paraba más el culo, a lo que me decía “así me gusta, que mi puta pare sus nalgas para recibir mi venga”. Yo me estaba perdiendo del dolor placentero que sentía. Luego me volteo boca arriba y se me subió, poniendo mis piernas sobre sus hombros y empezó a empujar una y otra y otra vez volviéndome a hacer gritar y gemir fuerte, así duramos un buen rato. Sentí que se me iban las fuerzas y también la razón. Luego me dijo “te voy a terminar dentro para que te comas todos mis mocos”. Yo respondí que si, y así fue, me mojo toda toda porque además de su lechita me hecho lluvia dorada. Al terminar me besó los labios, me abrazó y me dijo “cojes rico amor. Si la haces como mujer. Ya eres mía. Te voy a poner muy chichona, muy nalgona y piernuda, pero siempre debes ser muy cariñosa conmigo y vestir como una puta para mostrar tus encantos. Por ahora duerme un rato”. Él se durmió de inmediato; sin embargo, yo me quede despierta y pensativa un ratito, pensando que me había gustado ser mujer de ese hombre y que ojalá fuera cierto lo que me había dicho. Le di muchos besos y me quede dormida.
A la mañana siguiente, nuevamente me volvió a Coger Sergio, con la misma intensidad que el día anterior y yo nuevamente volví a gemir y gritar fuerte, cosa que le fascinó a mi hombre. Posteriormente platicamos un ratito, le dije lo que yo quería, y él me comentó que luego me diría lo que él quería. Luego me llevo a mi casa y se retiró.
Pasaron como 2 meses en los que yo seguía mi vida, encontré trabajo en un antro donde las meseras eran chicas trans como yo y travestís. Inicie mi tratamiento hormonal, seguí ampliando mi lista de amistades y veía a Sergio algunas veces. Y fue cuando, después de haberme poseído una vez más, me dijo “quiero ser tu pareja, te acompañare al médico y quiero que vivamos juntos los días que yo esté aquí.” Yo respondí que si pero agregué “porque me quieres a mi, tú que ganas”. Y fue cuando se abrió diciéndome “soy casado desde hace años, tengo 3 hijos, grandes, de domingo a miércoles vivo en Puebla con mi familia, los demás días aquí, pero necesito una hembra estable para cogermela diario sin andar buscando y sin ningún tipo de temor, que me haga compañía, que sea cariñosa y me atienda y las mujercitas como tú me gustan. Ya vi que si eres mujer, me siento a gusto contigo, me gustas mucho físicamente, no corres riesgo de un embarazo, eres muy cariñosa conmigo, me gusta como te vez en lencería, te vistes como puta para agradarme, me llevo mejor contigo que con mi esposa y quiero tenerte a mi lado. Por eso te quiero como mi pareja aquí, te apoyaré para que pronto estés muy chichona y nalgona”. Yo solo lo abracé y lo besé, le dije “si mi rey soy tuya”. Volvió a darme otra ración de venga y yo me sentía feliz.
A partir de ese día, me rentó un departamentito por metro tepalcates, para que cuando saliera de su trabajo fuera a estar conmigo. Y así vivimos un tiempo, yo continué con mi tratamiento de feminización y con mi trabajo. Y así pasaron 2 años, yo ya parecía mujer físicamente, con senos grandes, sin pene, con facciones más finas, voz más aguda, más caderona y nalgona, piernas femeninas, cara más estilizada y piel más tersa, cabello largo.
Ahora sigo siendo mujer de Sergio, con quien cada día me nace mas ser más y más cariñosa, más melosa y él ya pasa más tiempo conmigo que en Puebla. Sigo trabajando pero ahora y desde que estoy con mi hombre trabajo en un almacén de ropa para mujer. Sigo con mi tratamiento hormonal porque es de por vida y a pesar de mi edad me gusta como luzco vestida con prendas muy sexys, vestidos cortos y escotados, faldas cortas, tacones altos, medias, lencería, etc.,
Esa es mi historia hasta ahora.