Relato erótico titulado:
"Era la media tarde"

Relato erótico acerca de travestis, fantasias de transexuales y chicas trans enviado por Trabinhog

Era la media tarde, y el último camión terminaba de salir del depósito, me sentía cansado y hastiado no del trabajo en si, sino de estar allí como hombre, tan lejos de lo que a mi me gustaba, con mis ya 40 años nunca me había atrevido a transformarme y salir al mundo como a mi me gustaría y solo me quedaba vestirme como mujer en casa y mostrarme así por Internet, soñando siempre con las tres veces en que siendo joven supe disfrutar de tener a un hombre metiendo su pene en mi cuerpo. Me consolé pensando que al momento que el camión desapareciera ya podría ir a mi casa y transformarme como me gustaba, y al menos poder mostrarme por Internet, ya que no me animaba a hacerlo de otra manera, es decir salir directamente a la calle como mujer.-
Ya estaba de viaje en el colectivo, el sol empezaba a esconderse y yo sentía como una especie de melancolía. Sabía que lo único que la evitaba era ese momento a solas en las que podía sentirme mujer.-
Al fin llegué a mi departamento en un instante estaba preparándome para darme una buena y relajante ducha. Al poco tiempo disfrutaba sentir corriendo el agua tibia por la piel de mi cuerpo, el agua arrastraba no solo la suciedad, sino también la carga negativa que el trabajo y mi condición me imponian.-
Al final salí de la ducha, sequé cuidadosamente todo mi cuerpo y me observé en el espejo. Inspeccioné mi piel para asegurarme que no existía algún bello indiscreto que quitara la armonía de mi piel depilada. También observé como se me veían los pechos, logrados a fuerza de hormonas, eran bien pequeñitos pero resumían la forma de pechos de mujer, bien disimulables por otra parte cuando vestía de hombre por medio de la utilización de camisas amplias.-
Me envolví con la toalla, desde debajo de los hombros como hacen las mujeres y me dirigí a mi habitación.-
Lo primero que hice fue perfumarme, me coloque un perfume dulce bien femenino que me encanta, luego abrí el cajón de mi cómo para elegir la ropa interior. Una tanga negra, lisa y un sostén al tono. Luego llegó el momento excitante de sentir correrse en la piel la suave textura de unas medias de nylon, también negras. Para seguir con el tono me puse una poyera mini, negra y una blusa sin mangas de color celeste turquesa. Me senté frente a la cómoda y comenzé a aplicarse base de maquillaje, me pinte discretamente los ojos y me puse un labial tenue, pero bien sexy. Terminé con la peluca, una melenita morena que me llegaba a los hombros. Unos elegantes zapatos de taco y me puse de pie para volver a verme en el espejo. Me descubrí sonriendo, satisfecha de que me devolviera la imagen de una mujer apetecible, no porque yo lo dijera sino por los piropos que me decían aquellos con los que jugaba via Internet.-
Comencé a moverme por mi departamento, a mis anchas, como mujer, ahora si feliz, ya me dirigía a encender la computadora para conectarme y jugar como a mi me gustaba. Pero en ese preciso instante sonó el timbre de mi departamento anunciándome la presencia de alguien ahí, justo del otro lado de la puerta.-
“Mierda”, pensé, quien podría ser que me viniera a molestar en esos momentos en que me había transformado en la mujercita que quería ser. Súbitamente recordé que había arreglado un envío, casualmente, de un suave perfume que había adquirido desde el anonimato de Internet para oler, siempre en esa intimidad, como una dama.-
¿Qué podía hacer?, ahí del otro lado de mi puerta estaba el correo encargado del envío, y yo ya me había transformado. Dejarlo ir no era una opción válida, porque yo quería tener ese perfume y si el correo se iba después tenía que acordar para vaya a saber que día para que volvieran a traermelo.-
¿Y si lo atendía?. Pero es que nunca me había mostrado así a gente del exterior, solo lo hacía por la cámara de mi computadora. El timbre volvió a sonar. Si no me decidía pronto, iba a perder mi compra. Me armé de valor, tragué saliva, me preparé para afinar lo más posible mi voz y me decidí a abrir.-
En cuanto lo hice, apareció detrás de la puerta un joven de unos veintitantos años que aun con el uniforme de la empresa de recados me pareció atractivo y que me dedicó una luminosa sonrisa cuando abrí mi puerta.-
.- Buenas tardes –lo saludé.-
.- Buenas tardes, señora –me contestó él, y con esa simple frase, con ese forma de referirse a mi como señora me hizo ponerme contenta, como me gustaba que me trataran de esa forma.-
.- Si, traigo un envío para el señor… -y dio mi nombre- ¿el se encuentra?
Debía repentizar algo y salir del arrobamiento que el solo hecho de estar conversando frente a frente con un hombre como si fuese mujer me había puesto.-
.- Yo…, eh, no, el…, no está, soy la hermana.-
.- Ah, claro –contestó él- bueno si quiere puede firmar usted, al menos tengo suerte que me atienda una linda señora.-
Insisto, estaba entre sorprendida, arrebolada, la forma en que me trataba, tan mujer, casi me olvidaba que no lo era. Sentí que me ponía colorada, bajo la esplendorosa sonrisa de ese joven, sentí que ese momento, ese instante lo iba a recordar por toda mi vida, ya con eso tenía suficiente… pero había más.-
Tome el papel que tenía que firmar y lo puse sobre la mesa que estaba allí cerca de la puerta, en un rapto de audacia lo hice pasar y cerré la puerta, en realidad, más que audaz estaba siendo prudente, no quería que ningún vecino me viera como mujer.-
Como estaba parada, y para colmo encima de los tacos, para poder firmar el papel tuve que inclinarme hacia adelante, lo que produjo el efecto de que mi cola se parara, él, estaba justo allí detrás.-
Oh, señora, disculpeme, pero que linda cola tiene.-
No podía dar crédito a lo que mis oídos escuchaban. Esas cosas me las escribían por Internet cuando jugaba al cybersexo en ella, con hombres ya calientes y excitados, y además de mi edad, pero que este chico me lo estuviese diciendo así, en directo, era verdaderamente increíble. Increíble e inesperado. Otra vez me quedé sin respuesta. ¿Es que le podía contestar ante ese “piropo”? Solo atiné a dirigir mi mirada hacia él y sonreir y volver a ponerme en posición para de una vez firmar, pero ya esta vez sí que forzando un poco para que mi cola saliera un poco más.-
La respuesta a mi provocación no se hizo esperar, y en un instante sentí como su mano se deslizaba por encima de mi poyera como dibujando mi trasero.-
Cerré los ojos y suspiré, la caricia hizo que todos mis centros nerviosos se pusieran atentos a las sensaciones, después reaccioné y entendí que debia evitar que me hiciera eso.-
Giré la cabeza hacia a el y le dije
.- No, por favor. Pero siempre afectando la voz más suave que pudiera.-
.- Perdone, señora, no se enoje conmigo, es que es usted una señora muy linda, no me puedo contener.-
Diciendo eso apoyó las palmas de sus manos en mis gluteos y me los masajeo de un modo excitante.-
.- No…, por fa…por favor…nnn,….no –yo vacilaba entre lo que tenia que hacer y lo que sentía. Pero… era… que… ¡me gustaba!. Tanto que ya no le dije más, firmé, con una firma temblorosa mientras sentía que sus caricias aumentaban y que su cuerpo se pegaba más al mio. Sus manos subieron de mis nalgas y comenzaron a rodear mi cintura… y ahí ya me asuste.-
.- ¡No basta! –casi grité- vos no sabes, hay cosas…
.- No señora, no se preocupe, yo ya se lo que es usted, y me encanta, me encantan las mujeres especiales como usted. Mientras me decia esto sus manos aprisionaban mi cintura y en mi trasero, inconfundiblemente sentí la dureza de su sexo. Senti un cosquilleo en mi estómago, de excitación, de gusto, de placer. Ya no podía luchar más contra mi propio deseo y me abandoné. Tiré mi cabeza hacia atrás, suspirando y levanté mis brazos para acariciar su nuca desde delante. El me aprisionó contra su cuerpo y sus manos ¡comenzaron a masajear mis pequeños senos! No lo podía creer, me estaba tratando como una verdadera mujer y yo… yo respondía comportándome como una mujer en celo.-
.- Eso, asi, mamita, dejate tocar que te va a gustar, dejame pasar la noche contigo y te prometo que la vas a recordar siempre.-
Mi única respuesta fue un suspiro, y yo misma me sorprendí de ser capaz de suspirar en una forma tan femenina.-
Sus manos fueron a la cintura nuevamente y me dio vuelta poniéndome frente a él. Desee desesperadamente besarlo y el no me defraudo, y me beso tierna y apasionadamente en la boca. Yo puse mis manos en su nuca y me apreté a su cuerpo desesperadamente.-
.- Dejás que me quede mamita, asi te cojo todita.-
.-¡Si mi amor! – haceme tuya, toda tuya.-
.- mmmm te voy a transformar en mi amante, mi amante madura. Mmm sssii, -me dijo al momento que levantaba mi blusa y me la quitaba por la cabeza, quedando en corpiño delante de él.-
.- voy a ser tu dueño, ¿querés?.-
.- Quiero ser tu esclava –le contesté mimosa y sincera.- todavía no se como te llamas, yo soy Mónica, le dije.-
.- Mm, Mónica que lindo nombre, y yo Marcelo.-
Sus manos acariciaban la piel de mi espalda y bajaba, sobre mi poyera a mis nalguitas. Ahora fui yo el que le quitó la remera dejando su torso desnudo. Tenía hombros anchos y marcados los músculos, tal y com a mi me gustaban los hombres. Pasé la palma de mis manos por ese pecho fuerte y cálido mientras nos besábamos como dos amantes, es decir, como lo que nos habíamos transformado en ese momento dos amantes. Yo casi no podía creer lo que me estaba ocurriendo, un hombre había entrado en mi casa y me había aceptado como mujer y ahora estaba abrazándome, acariciandome y ¡besándome con él!, eso era maravilloso. En medio de esa cavilación Marcelo me tomó de la cintura y con firmeza varonil me obligó a dar vuelta hasta quedar de esapaldas a él. Una vez así tomó el cierre de mi poyera y lo bajo. Yo, deseosa de cumplir sus deseos, me quité la prenda, quedando en corpiño, tanguita, medias y zapatos de taco, me sentí toda una puta, sobre todo cuando escuché su reacción.-
.-Aaaaaaaaa, ¡que culito!, ¡que mujer espectacular!, y estás vestidas tan sexy, por favor quiero verte caminar, modela para mí.-
Jamás sentí tanto orgullo de mi misma como en ese momento, lo miré por encima de mi hombro dedicándole una amplia sonrisa y luego fui hasta la punta de la habitación, moviéndome y conteneandome lo más femenina posible, tantas veces lo había probado en mi intimidad y totalmente solo, mis nalgas se bambolearon y el respondío con un silbido de admiración. Al llegar la punta giré como lo hacen las modelos e inicié el camino de regreso, mirando mi entrepierna, mi amante dijo:
.- ¡Guau, ni se te nota, pareces toda una mujer!
Me satisfizo saber que había escondido debidamente mi molesto pene.-
Caminé, ahora hacia él, deseosa de volver a fundirme con su cuerpo. Y así ocurrió, en cuanto me aproximé me tomó nuevamente de la cintura y otra vez nos besamos como verdaderos amantes. Sentí el enorme deseo de que su piel tocara la mía, tomé su remera por debajo y la levanté para quitarsela por la cabeza. Ante mí quedó su hermoso torso, ¡era un chico totalmente atlético!, sus musculos marcados, pero no exagerado, su vientre plano.
.- ¿Le gusto señora?, ¿quiere que me saque los pantalones?.
.- Quiero que te saques todo papi.!
.- Y si me lo saco ¿me prometés que me vas a dar una buena chupada?
.- Ay, claro Marce, te voy a hacer todo lo que quieras, solo me lo tenes que pedir, mi papi.-
Apoyada contra el borde de la mesa, vestida tan solo con mi más sexy ropa interior observé como aquel muchacho, que me trataba como la mujer que siempre quise ser se quitaba el resto de sus ropas. Cuando quedó completamente al desnudo, sentí que el corazón se desbocaba, entendí la expresión del corazón que se quiere salir del pecho me encantaba, Marcelo me gustaba su figura masculina y viril, de alguién que me quería como su mujer. Lo tomé decididamente de la mano, y lo conduje, casi imperativamente al sillón que había allí en el living. Me senté en el mismo y lo atraje tomándolo de sus durísimas nalgas. Cuando estuvo cerca de mi, tomé por primera vez su pija. ¡Cuánto tiempo había pasado desde que había masajeado la pija de otro!. Era maravillosa y ciertamente que bastante grandecita. Me acerqué y le dí un beso, lo mas tierno que pude en la cabecita, arrancándole un ¡ohhh! De gusto. Mi lengua no podía ser dominada por mi voluntad, salía de mi boca y buscaba deseseperada el contacto con el instrumento. Lamí la cabeza de la pija golosamente, sintiendo su labor salado y dulce a la vez, desde abajó lo miré a los ojos, pícaramente en el mismo momento en que abandoné de lamerlo para introducirme el glande en la boca. Mmmmmm!!!!! Expresó, mientras yo lo saboreaba divertida. Comencé a chuparlo, cada vez con más vigor, y con ello, una porción cada vez mayor me entraba en mi golosa boquita. Claro que no pude lograr que entrara toda, realmente no me cabía allí, ojalá entre mejor en mi cola pensé y sentí que el ano me cosquilleaba bajo la escasa porción de tela de mi tanga.-
Me tome un respiro, me la saqué de la boca y volví a lamerlo, pero esta vez lo lamí a todo lo largo de su verga, y bajé lamiéndole sumisamente sus bolitas. Me encantaba sentirlo suspirar, quería decir que lo que hacía le daba placer, y que, lógicamente, lo hacía calentar. Volví a chupársela, ya decidida a seguir hasta que mi amor me dijera basta, decidida, en una palabra a dejarlo terminar en mi boca tantas veces como quisiera.-
Pero resultó que no quiso ni una sola vez, en un momento el con sus manos retuvo mi cabeza para que no continuara esa tarea. Un poco asustada, miré hacia arriba, para preguntarle que le pasaba, porque no le gustaba más. No le tuve que preguntar nada, el me explicó:
.- Que buena puta sos, la chupas de maravilla, pero no quiero acabar ya, quiero hacerlo cogiéndote, quiero sentir como mi leche te llena ese culo hermoso que tenés, vayamos a tu cama.-
Me levanté, lo tomé de la mano, sonriendo por el placer que anticipaba y lo conduje hacia mi dormitorio, yo en sostén, tanga, medias y zapatos de taco, el absolutamente desnudo y con su pija ya bien parada y preparada. Llegamos a la habitación, el se recostó rápidamente en la cama, yo fui a mi cómoda, al sector femenino (que, por supuesto, era mayor que el masculino) y tomé un frasco plástico del mismo. Lo miré y le dije:
.- Permitime lubricarme y lubricarte, así lo voy a disfrutar mucho más.-
El asintió con la cabeza, y me arrancó una enorme sonrisa por su concesión y mucho cariño por la consideración con que me trataba. Me sente en la cama, de espaldas a él y le pedí.-
.- Desabrochame el corpiño mi amor.-
El tomó las tiras que se cerraban a mi espalda y las desprendió, me quité la prenda y tapándome con las manos me puse frente a él, para luego liberar mis pequeñas tetitas.-
.- ¡Si mami, que hermosura! Me encantan esas tetitas que tenés.-
.- Gracias papi –le dije al tiempo que me iba quitando de a una las medias negras que tenía puesta. Y después ya sin calzado me puse de pie y me fui bajando muuuuuy lentamente la tanga. Me la quité doblándome hacia delante, sin doblar las rodillas, para que mis nalgas se transformaran en lo mas directo a su visión, luego, ya desnuda, lo miré por encima de mi hombro, el me contemplaba también con una sonrisa. A pesar de eso, le pregunté, con cierto temor:
.- ¿Te gusto?.-
.- Me encantás Mónica, me encantas, dale, vamos a lubricarnos que me muero por hacerte mia.-
Discretamente me puse el lubricante anal, y luego lo unté en mis manos y le masajée la pija a él.-
.- Esto te va a hacer disfrutar más tiempo mi amor.-
.- Que bueno, porque quiero cogerte toda la noche.-
Terminada mi tarea me acosté en la cama, estirándome a lo largo y al costado de su cuerpo. Me acerqué y nos volvimos a fundir en un beso. Sus manos, se mostraron ya ansiosas, y comenzaron a acariciar todo mi cuerpo, especialmente las nalgas. Por supuesto yo me dejé hacer, si eso era lo que más placer me daba.-
Me ubiqué en la cama, boca abajo, sintiendo el contacto de la sábana fresca con mi piel casi hirviendo mi amante se fue colocando encima de mi cuerpo. Abrí mis piernas, para permitirle instalarse entre ellas. Sentía en las nalgas el roce de su durísima pija, y me moría por el momento en que la sentiría entrar en mi. En realidad no tuve que esperar mucho, el se acomodó detrás mio y con su mano dirigió el pene a mi ano. Claramente percibí la punta haciendo contacto con el mismo, la sensación era para mi maravillosa, levante un poco mi cola para que mi orificio quedara cómodo para mi amante, la punta del pene se ubico entre mis esfínteres y mi amor presionó, abriéndome el ano como una flor. Fue solo una pequeña punzada de dolor, después el placer de sentir la cabeza del pene entrando en mi.-
.- ahhhhhhhhhhhhh, mi amor, siiiihhhhhh, dame, damela mi amor, gozame, ahora me hiciste tuya, toda tuya.-
Mi amante se afirmó en sus rodillas, y con una delicadeza hermosa, me la fue metiendo poco a poco. Una vez superada mi primera resistencia el pene, gruesito de mi amor, se abrio paso en mis entrañas.-
.- ahhhh, siiiihhh, por dios, cogeme, cogeme toda amor.-
.- ahhh, claro amor, te voy a coger todita, asi, abrite como la putita que sos.-
.- siiiih amor, tu putita toda tuya, AHHHHH –en el momento en que sentí que sus testiculos hacína tope en mi entrepierna y que estaba toda penetrada, por mi amante.
Una vez que la me puso toda adentro rodeó mi pecho con sus manos, sobando mis pezoncitos al tiempo que lamia el lobulo de mi oreja y me lo mordisqueba, yo quise más y di vuelta mi cara logrando que su boca se uniera a la mia, y en ese momento sentí toda su posesión. La pija toda en mi cola, moviendose, todavia con lentos movimientos, sus manos en mis tetitas, su boca contra mis labios abiertos. Satisfecha luego del beso puse mi rostro boca abajo para concentrarme en gozar su penetración, goce que le manisfestaba en constantes suspiros y gemidos. El fue aumentando su ritmo, haciéndome sentir todo su vigor de macho, y cuanto más macho lo sentía, más hembra me sentía yo, y sentirme hembra es lo que más placer me daba. Cerré un poco mis piernas depiladas y lisas para rozarlas con las suyas, me encantaba sentirlo moviénose entre mi. Y mucho más el roce de su pija en mi trasero entrando y saliendo ya sin dificultad, produciéndome solo goce. Me estuvo sometiendo durante un buen rato, deben haber sido quince o veinte minutos, era una maravilla, sentía el sudor de su cuerpo en mi piel. En un momento dado, su ritmo se hizo frenético, yo gemía como gata en celo, se apoyó en sus rodillas y presionó fuertemente sobre mi introduciendo completamente la pija en mi abierto culito y ohhhhhhhhhh, su leche comenzó a ser echada en mi interior. Sentí que la sensación de que el acabara dentro mio me llevaba a un nuevo nivel de extasis, y tuve un verdadero orgasmo, y eyaculé mi flujo sin que mi pequeña verguita se erguiera, sientiendo un placer femenino hermoso.-
Su cuerpo cayo desmadejado sobre el mio, sentí como su pene se achicaba en mi interior hasta que solito salió de mi colita. También sentí el líquido se su leche brotando maravillosa de mi ano. El se quedó encima mio un ratito, haciéndome verdaderamente el amor. Acariciandome dandome besitos, entonces yo le pedi.-
.- Besame en la boca otra vez, como si fuera tu mujer –lo hice con cierto temor que una vez satisfecho a mi hombre ya no le interesara continuar conmigo como si fuera mujer, así que cuando me tomó la barbilla y me besó apasionadamente en la boca beso al que me entregué totalmente y que me causó no digo que otro orgasmo pero un temblor tan femenino en mi cuerpo que sentí que era uno de los momentos más felices de mi vida.-
Pasados esos minutos de tanta dulzura, sentí que la lechita de mi amor, escurria demasiado de mi colita, así que me levanté y le dije:
.- Esperame mi amor, que me voy a lavar la colita.-
Me levanté de la cama, mirando el hermoso cuerpito desnudo de mi amante. En su entrepierna su pene flácido y brillante por la humedad de mi interior y en su rostro un evidente gesto de satisfacción. Concurrí al baño y lo primero que hice fue orinar, y para ello me senté en la tasa como corresponde a una dama. Luego me senté en el bidet y abrí la ducha del mismo para que lavara adecuadamente mi conducto trasero rebosante de la exquisita lechita de mi hombre.-
Cuando volví fue él el que se levantó y mirandome con una amplia y muy seductora sonrisa, me dijo:
.- Ahora me voy a limpiar yo.-
Mientras estaba en el baño aproveché para retocar, rápidamente mi labial, y de la cómoda saqué una tanga roja y una especie de baby doll de ese mismo color, transparente y me vestí con ello. Cuando el volvió me encontró así en la cama.
.- Mmmmm, que rica, vestida como una dama, una dama un poco putita.-
.- ¡Tu putita! –le dije poniendo mi mejor cara de mujercita.-
.- Si, claro que sí –dijo el al tiempo que se acostaba al costado mio y pasaba una mano por detrás de mis hombros y me abrazaba amorosamente permitiendo que yo pudiera recostarme sobre su pecho, acariciando suavemente su cuerpo varonil. Al final me dormí allí sobre su pecho, y completamente abrazada. No se cuanto tiempo hubo pasado hasta que me desperté. Yo estaba de costado, mi baby doll se había levantado hasta mi cintura y entre mis nalgas, descubiertas por la tanguita que me había puesto, sentía nuevamente la pija erecta de Marcelo. El se removia destrás mio, entre sueños, pero excitado evidentemente. Yo me moví a mi vez y con mi movimiento lo desperté y le hice saber que estaba tan dispuesta como él.-
.- Moni, te la quiero poner otra vez, estoy de nuevo recaliente.-
.- Soy toda tuya, hacemelo cuanto quieras.-
Mientras le dije eso me di vuelta encima de él y lo bese apasionadamente en la boca, lo acaricie, bajé mi boca, lami sus pezoncitos, levante mi vista y le dije:
.- Bajame la bombachita.-
Marcelo no se hizo rogar y tomó la prenda del elastico y me lo quitó. Entonces yo, sonriendo, puse mis dos manos en su fuerte pecho, haciendo que quedara en la cama acostado boca arriba y luego me monté en él, haciéndole saber que yo me misma me iba a sentar encima, para metermela yo misma. Tomé el frasco de lubricante, se lo puse, yo ya tenía el ano bien humedecido. Le tomé la pija, dura y erecta como un hierro y me la acomodé a la entrada del culito. Después fui bajando lentamente, con los ojitos cerrados, sintiendo su penetración o, mejor dicho, la penetración que yo misma me provocaba. Fui bajando lentamente hasta que ahhhhhh, quedé sentada encima suyo, con todo, todo su miembro bien dentro. En ese instante abrí mis ojos para ver que trasuntaba su rostro. Una inmensa alegría me produjo ver su carita de extasis y placer.-
.- Te gusta mi papito?
.- Claro putita, me encanta, me encanta cogerte.-
Comenzó después a moverse, hacia arriba, sentía un cosquilleo interno totalmente maravilloso, sentía su miembro bien metido dentro, era una mujer completamente cogida y satisfecha por su hombre. Solo volví a cerrar los ojos y me concentré únicamente en el mundo de sensaciones que ese hombre me daba, haciendome sentir mujer como nunca antes me había sentido. Y como hembra, tan solo tenía que dejar hacer a mi hombre. Y mi hombre no me defraudó me lo estuvo haciendo por muchisimos minutos, yo colaboraba acariciando su pecho, estimulandolo en sus pezones, y el respondió tomando con sus manos mis tetitas. Ahhhhhh, demasiado, estaba otra vez al borde del orgasmo, pero lo pude aguantar hasta que después de un largo tiempo Marcelo descargó su simiente masculina otra vez muy, pero muy bien dentro mio, haciendo que de mi penecito que nunca se erectó botara algo de mi lechita que mojó toda la pancita de mi amor.-
Quedamos absolutamente agotados. Apenas si pudimos ir a lavarnos de nuevo. Yo me volví a poner mi tanga y mi baby doll y me dormí en la situación más hermosa, es decir dentro del amoroso abrazo de mi amante.-
Pasé así tan hermosa noche, descansando despues de que hicieran el amor como una hembra en los brazos de su amante.-
Me había anticipado que a la mañana siguiente se iba a ir directamente al trabajo, y quise comportarme con él como su mujercita. Me levanté al día siguiente, antes que se despertara, me deshice suavemente de su hermoso abrazo y me dirigí a la cocina a prepararle un desayuno, con tostada, y cafe con leche.-
Estaba realmente concentrada en mi tarea, como mujer quería darle lo mejor a mi hombre y no me di cuenta de algo, que el se había levantado, muy silencioso, y completamente desnudo¡¡¡¡
Me sorprendió tomándome de la cintura, rodeándomela, apretándome contra su cuerpo y dandome un besito en cuello. Ahhhh!!!!!, no lo podía creer. Mi amor me trataba amorosamente también a la mañana siguiente. Muy amoroso, pronto me di cuenta que demasiado, Marcelo quería hacérmelo de nuevo y siiiii, claro que yo también quería ser poseida nuevamente por mi amante.-
Sus brazos me fueron acariciando, tocando mis pechitos, mis pezones, excitándome nuevamente disponiendome para la penetración que mi ano esperaba latiendo calido. En un momento tomó el elástico de mi tanga y comenzó a bajármela. Yo lo ayudé claro y una vez que quede sin ella, me incliné hacia delante tomándome del borde de la mesa de cocina, el despareció por un instante, ¡amoros!, fue a buscar el lubricante para no lastimarme, y comenzó a lubricarme el agujerito. Yo lo miraba por encima de hombro, desnudo, con su pija tan dura, tan parada, y ya gemía con las caricias de su dedo.Cuando terminó su tarea me levanto el baby doll, a mitad de mi espalda, me tomó de la cintura y apoyó la cabeza de su pija en mi culito.-
.- Si amor, cogeme de nuevo, haceme tuya otra vez, aunque ya soy toda tuya.-
Fue maravilloso sentir su presión y como se abría mi agujero amoros para albergar el instrumento de mi hombre.-
.- AHhh, papiiiiiiiiiiiiiii,siiiiii mi amor, dame todoooooo, me gustaaaaa, te amooooooo.-
.- Si mamita, toma toda, comete toda mi verga. Y empujando me la albergo en mi cuerpo.
Como si fuera su primer polvo se afirmó en mi cintura y comenzó su movimiento con un vigor, tan admirable, y tan masculino. Con su entrada su ingle chocaba con mis nalgas y me hacía vibrar todo el cuerpo. Al ratito, tomó mi baby doll y me lo quitó dejándome por completo desnuda, y me bombeó por veinte minutos haciéndome pasar la mejor mañana de toda mi vida, hasta que empujo fuertmente dentro mio y otra vez me llenó con su vigor masculino hecho lechita calida y espesa.-
Cuando terminó y se repuso, me la sacó, me dio un amoroso beso en la boca y se fue a bañar. Yo me quedé en la cocina, antes me fui a poner una bata, nada más, porque la cola me chorreaba toda su leche y se me iba por los muslos, no me quise limpiar, me encantaba sentir su leche. Así, sucia, le preparé el mejor desayuno que pude, y luego lo contemple, ya vestido y preparado para su ir a su trabajo, cai devorárselo con tantas ganas, que me hizo sumamente feliz.-
Este es mi relato de un gran momento, espero les guste a todos los lectores...

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